martes, abril 26, 2005

Aceptar y fluir

Para todo hay un tiempo. La vida fluctúa.

Todo el tiempo, en diferentes períodos y dentro mismo de los períodos.

Creo que si se pudiera graficar en líneas como es la vida de las personas, veríamos algo así como una gran ondulación, mas o menos continua, y dentro de cada de cada intervalo, nuevas ondas, mas pequeñas, independientes de su entorno. Y dentro de estas, mas.

A veces es difícil entender en qué momento está uno, y aún es mas difícil aceptar no estar en el momento que a uno le gustaría.

La solución, en teoría, es bastante sencilla.
En teoría.
Deberíamos dejar de asignar juicios de valor a los estadíos en las fluctuaciones.
¿Esto qué significa? Significa que estar "abajo", "triste", "muuuy pancho" no tiene por qué necesariamente significar que uno esta mal.

¿No funciona así, acaso, toda la creación? Períodos altos y bajos, que es muy diferente de períodos buenos y malos.
Miremos un poco la naturaleza. ¿Los osos pensarán que están deprimidos porque el cuerpo les pide dormir durante un par de meses? ¿Las mariposas creerán que son esquizofrénicas por pasar de un bicho horrible a una criatura hermosa en unas horas? ¿Los árboles se sumirán en profundas crisis en las épocas invernales por quedar pelados?

Tal vez lo mejor sea responder a las sensaciones, señales y mensajes que nos envía la inteligencia suprema de la naturaleza de la forma mas normal posible.

¿Estoy triste? es posible que tenga que reflexionar sobre algo.
¿No hice nada, y aún así no tengo fuerzas? Tal vez necesite mas descanso y mirar mas hacia adentro.
¿Hace dos días que no duermo y tengo ganas de salir lo mismo? Quizás la organización celeste se dió cuenta de que era la única chance de coordinar en mismo punto a dos vidas que están destinadas a cruzarse.

No sé si estaré soñando demasiado con mis pretensiones de hordas de ángeles diseñando el destino de todos.
De lo que sí estoy seguro, es que los períodos están, y hay que aprender a usarlos y a disfrutarlos, no a sufrirlos.

Si, es cierto, a veces los períodos de calma y seriedad son aburridos. Pero todo depende del cristal con que se mire.

Casi sin darse cuenta de lo que iba a provocar, una amiga agropecuaria me dijo: "tal vez sea momento de volver a sembrar…"

miércoles, abril 13, 2005

martes, abril 12, 2005

Serás lo que debas ser...

No hace mucho tiempo alguien me preguntó:

- ¿Y a vos?¿Qué te hace feliz?
- ...

Las ideas que vinieron fueron del tipo: Amor eterno, Ayuda desinteresada, Paz mundial... todo muy lindo (de hecho lo sigo creyendo), pero ¿y la realidad?.

Ese acontecimiento me hizo pensar que, tal vez, me esté perdiendo de algo, y empecé a ver que me hace feliz a otros niveles. Niveles alcanzables, sin trampas filosóficas. No se tiene que ser el Dalai Lama para encontrar felicidad.

El viento en la cara cuando ando en la bici. Medias nuevas, de esas que vienen bien esponjosas. Un plato de fideos con dos huevos fritos. Compartir un mate con esa gente que esta conectada. Una mirada cómplice, de esas que están bien puestas. Que la remera tengo olor a suavizante. Ir a la peluquería y dejar de parecer un carancho. El olor a eucaliptos. Que al salir de la ducha la toalla esté calentita. Los domingos a la mañana cuando son bien soleados y sabés que no tenés que hacer nada. Recibir un mail de "ese" alguien especial. Ver una buena película. Hacer música y que levemente se parezca a lo que querés que se parezca. Oír/tocar tambores. Que te pasen a buscar cuando pensabas que el sábado a la noche ya estaba perdido...

Bajémonos muchachos, de la torre de marfil, esa que nos hace creer (y mostrar) que nuestro mayor placer en la vida es desempetrolar pingüinos.
Desde arriba las cosas se ven lindas y "de paso" nos ven lindos a nosotros.
Pero tiene sus desventajas... por mas que gritemos no nos van a escuchar. Y peor aún... ¿quién se va a animar a subir?

Voy a ver si me embarro un poco, o por lo menos, voy a tratar de despeinarme.
¿Por qué ser lo que se supone que uno debe ser?
¿Por qué no ser, mejor, lo que uno desea?

Si, es cierto, la torre se empieza a manchar, a rajar, a tambalear. Y eso "queda feo".
Por otro lado da vértigo caer de tan alto.
Pero es posible que desde los escombros, nos encontremos con algo que nos sorprenda: nosotros mismos. Nuestros deseos. El viento en la cara.

martes, abril 05, 2005

Decisiones

¿Qué significa tomar una decisión?
¿Por qué aquellos razonamientos magistrales que en un momento nos convencieron terminantemente sobre algunos temas, se vuelven endebles y casi ficticios de un
momento a otro?
¿Existe una decisión real?
Creo que son muy pocas. Y el problema reside en el objetivo final de las decisiones, y lo que somos al momento de tomarlas.

Ejemplo.
Supongamos que hoy, 5 de abril de 2005, lo que viene a ser el Juan del momento toma un firme determinación en base a una serie de reflexiones cuidadosamente analizadas:
quiere ser pescador de pejerreyes en una playa al sur Florianópolis.
Toda mi energía estará dispuesta en creer en mi objetivo, porque me parece de lo mas razonable. Cualquier otro argumento parecerá flaco en contra de lo que siento al pensar en la determinación de embarcarme en tal misión.
"Ya está decidido". Voy a comprar el bote y el pasaje a Brasil. No hay dudas. ¿No?.

Y aquí empiezan los problemas, porque nos olvidamos de un pequeño detalles.
No somos siempre los mismos. Y si bien uno no pasa de ser John Travolta a Mirta Legrand de un momento a otro (por suerte), lo que sí ocurre es que pequeños cambios internos modifican levemente la concepción de la realidad.
Y la cosa se pone mas complicada cuando no solo se debe elegir por algo, si no que además ese algo significa renunciar a otra cosa que también deseamos.
Si no ponemos en detallistas, siempre estamos no optando cosas: si elijo caminar hacia la derecha, entonces elijo no caminar hacia la izquierda, pero yo me estoy refiriendo a otra cosa.
Para que se den una idea, en mi ejemplo anterior, estoy casi seguro de mi vida de pescador, pero... estoy entre eso y ser corredor de bolsa en New York. Levemente incompatible, no?
Ahora sí que estamos en un problema, pues no puedo dividir el tiempo, y ser a la mañana remero y a la tarde empresario, y sin embargo me gustan las dos.

Y aquí es donde se ponen en juego todos los decisores posibles: la razón, los sentimientos, la mente, el "que dirán", el "que diré"...
Decisiones tomadas en el pasado nos condicionan, y lo peor es que no sabemos si seguimos siendo los mismos... tal vez uno ya sea Mirta.

Una vez mas, y casi como es habitual, no tengo la respuesta. Esta vez apenas si tengo
la pregunta.
Lo queda, es sentir. Y equivocarse, y aceptarlo.
Tal vez cuando tomamos la decisión, éramos alguien que ya no somos. Puede que sea parte del "Saber quién soy".
Lo que sí se es que pienso seguir probando, y trataré de no amedrentarme ante el ridículo de ser todos los días un tipo distinto. ¿Quién te dice? por ahí, un día me encuentro...

Caminos


Serán así los caminos?... a veces parece... pero no.
Seguro que no.
Hay algo mas. Posted by Hello