martes, diciembre 20, 2011

Siempre llega la luz. Y siempre hay mas por aprender.

No confundir enojo con dolor.

El enojo es una emoción, el dolor es un sentimiento.
El enamoramiento es una emoción, el amor un sentimiento.

Las emociones se sienten en la panza, son viscerales, carnales.
Los sentimientos vibran en el pecho.

Si el enojo provoca dolor, si las cosas se mezclan y un enojo (fácilmente superable mediante un movimiento físico) se relaciona con el dolor y toma sus procesos de superación, se gastará una cantidad excesiva de energía en algo que no lo requería.
Sin mencionar la devastadora sensación de la vacuidad, de la soledad de sentir dolor y el dolor de sentir soledad... cuando en verdad nada de eso es cierto.
Es solo un reflejo, una vinculación mal aprendida entre emociones y sentimientos.

Encausar las emociones, para transitarlas físicamente y dejarlas ir.
Abrazar sentimientos, para consumirlos y procesarlos desde dentro, creciendo cada vez.

Pero no confundir.
El amor está muuucho más allá del enamoramiento.
La felicidad está muuucho más acá que la alegría.
Amar sin miedo.
A todo.

Joao
Si nos organizamos, nos elevamos todos.

El universo es un juego... salgamos a jugar. La carrera se terminó y ganamos el premio máximo: nosotros mismos.

martes, noviembre 01, 2011

El todo y sus partes

Algunas preguntas se agolpan en mi cabeza.
Desde que se dividió la primera célula hasta hoy, la vida lo abarca todo.
Pasado, presente contínuo y futuro, cada fracción, cada segundo que pasamos es vida que se manifiesta.
Nuestras cavilaciones nos persiguen como océanos insondables. Problemas pesados lastran nuestra carga.
Y sin embargo, tan sutil, tan ínfimo es nuestro paso por la Vida que deberíamos replantear el sufrimiento.
De vez en cuando alguna señal llega para mostrarnos una hermosa dualidad: nuestra vida es tan importante que hace existir al universo mismo (sin observador, lo observado desaparece) y a la vez tan diminuta y fugaz que sufrir en exeso es casi una pérdida de tiempo.

¿Dónde está Dios cuando lo necesitamos?

Adentro, siempre está adentro nuestro.
Y cuando callamos un rato la cabeza, Su voz aparece.


Joao

Estoy seguro que si me escucharas vos, me dirías: "tenés que reinventarte viejo"!

jueves, abril 14, 2011

Recuerdo de un sueño que nunca fue

Estoy sentando en piso, debajo de una estructura gigante, eran exágonos de madera sostenidos por grupos de 6 columnas. Dentro de cada grupo de columnas, pequeños y hermosos jardines con colores maravillosos.
Fuera de la astructura llovía copiosamente.
Se acerca un grupo de personas jóvenes rodenado a otra persona mayor. Parece que es una clase y la persona mayor es el profesor. Él le habla a los que pertencen a "Ciudad del Río".
Alrededor algunos acomodan láminas, y cortan hojas de papel en el piso irregular.
Una chica rubia muy bonita me mira y desvía su mirada. Estoy como desencajado en la escena, no se supone que debería estar ahí, sentado, mirando.
La lluvia es cada vez más fuerte, me voy a mojar cuando vaya al metro. (Un subte, pero suspendido en el cielo).

¿Es un sueño? ¿Es realidad?
¿Cuántas personas se preguntaron lo mismo?
No estoy ni cerca de ser original, pero eso no importa. La sensación de mezclar realida y sueño es cada vez mayor.
¿Despertaré? ¿Me dormiré más profundo a un sueño dentro de otro?
¿Y si hace años que sueño?
¿Qué diferencia habría?
Mis anhelos y mis penas, mis pasiones y mis alegrías solo serían espejismos en una mente dormida.
Claro... que de todas formas no dejan de ser exactamente eso.

Otra vez a reflexionar y ver cómo todo (TODO) está en la mente.
Otra vez: somos haces de reflejos condicionados.
Elegimos nuestro estado de ánimo a cada segundo. Pues lo que nos rodea no tiene condición absoluta.
Lo bueno y lo malo como concepto son sólo títulos asignados.
Y a la vez la sensibilidad al entorno es grande para algunos de nosotros. Modificar el afuera según la voluntad es algo que no está destinado para todos.

"Tu forma de modificar el mundo no es mediante la acción directa. Trabajás a otro nivel, desde el deseo y la intención. Cuando deseás algo de verdad (con todo lo que eso significa) ya empezaste a conseguirlo".

La lluvia comienza a pasar, entra más luz y se dibuja más nítida la realidad. Será hora de volver habiendo recordado por un rato otro pedazo de información que trae calma.
El guardia del jardín onírico nos echa, hay que volver.
Una vez más, el tiempo es perfecto.

Joao
Medellín, abril de 2011.

Todo está aquí adentro, incluso todo lo que está allí afuera.

martes, abril 05, 2011

Al norte de mi vida

Sensaciones grandiosas que le recuerdan a uno la maravilla de estar vivo.

"Cada año visita algún lugar que no hayas conocido nunca" leí una vez y me pareció una verdad inapelable.
Perdido en una inmensa ciudad, con mi mapa prolijamente guardado en el bolsillo, me encontraba subido a un "bus" urbano con dirección al centro Maloka (vaya a saber qué será eso...). Única referencia que tenía para llegar a la estación de micros que me llevarían a Medellín.

Pregunté a algunos pasajeros que hicieron poco caso a mis requerimientos, tal vez por mi pinta de extranjero.
Mientras miraba por la ventana, casi despreocupado del todo por mi futuro inmediato, me acordé de aquel maravilloso viaje que me enseñó una de las verdades que lamentablemente me olvido de llevar conmigo en cada paso: "Estamos bien cuidados".
Tres simples palabras que dicen tanto, que es imposible no sentirse estremecido al comprender su significado cabal.

Unos minutos después, una de las personas a las que había preguntado por mi parada, me dice:
-"Ió me bajo aquí, tu parada es en tres cuadras. Cuídate mucho y no te olvides que Dios te ama muchísimo".
Sin palabras para agredecer el gesto, la sonrisa se instaló en mi cara.

Minutos después el Maestro estaba creando un pasaje disponible donde no había más lugar. La magia siguió su curso.

Y ahora, mirando fotos viejas, ebrio de amor por todo, agradezco esta vida que me muestra maravillas a cada paso.
Creo que nunca voy a cansarme de decirlo: Pide y se te dará.
¿Una verdad cristiana de un católico recalcitrante? No, ni cerca. Una verdad universal de un Maestro, o una vida que atiende nuestros pedidos.
Porque vinimos aquí a disfrutar, no a durar.
Porque las pasiones son el motor real de nuestro paso por esta humilde vida.

Tal vez estoy demasiado sensible. Hagan caso sólo hasta donde parezca razonable, lo demás dejenlo como borrador.

Diría otro maestro: Abrazo de gol (apasionado e irreverente) para todos.

Joao
Cada vez más humano.

¿Fronteras? ¿Qué es eso? ¿Cómo se puede dividir en partes lo que sólo es una cosa?

martes, marzo 22, 2011

Joao Rules

Mambo Número 84: Tengo un sentido de la obediencia desesperadamente desarrollado. Indicaciones del estilo "No tocar", "No pasar", "No se aceptan reclamos pasados los 14 segundos" me pueden. Me hacen sentir mal si los transgredo.

"Si alguien se molestó en ponerlo por algo será", me miento a veces, ocultando las molestas mariposas en la panza que me provoca(ría) una llamada de atención por hacer algo que no se debe(ría) hacer.

No quiero abusar de las comillas, sé muy bien que el No se debe hacer, muchas veces tiene más que ver con que el dueño del establecimiento en cuestión no tiene ganas de soportar molestos, que con que debido al incumplimiento de las inocuas reglas, algo terrible acontezca.

Hace un rato, mientras rumiaba este post, casi que entreví algo: este inconveniente mío (que me trae más malestares que premios a la buena conducta) tiene el formato de una fobia. Un individuo divisa un elemento al que tiene un miedo descontrolado (rata, cucaracha, víbora o zapato marrón izquierdo talle 42). El individuo se paraliza, o corre, o grita, o ataca, o lo que sea; la cuestión es que está fuera de su control la acción que está llevando a cabo.

A mí me pasa algo similar: yo sé cabalmente que reservar una mesa en Mac Donald antes de comprar la hamburguesa no va a hacer caer su imperio, incluso tampoco me van a echar, ni me van a decir nada. Y en el último de los casos, si viene una señorita con su camisa a rayas y su gorra visera y su cola-de-pelo que-sale-por-el-agujero-de-atrás-de-la-gorra a decirme que por favor espere a tener mi famoso pedido antes sentarme en la mesa, eso no me transforma en un estafador profesional, una mala persona que hizo algo que no debía y que merece mil castigos...

Y me parece que por ahí vienen los tiros. En el juzgado que nos viene instalado a cada uno, a mí me tocó un fiscal mordaz, detallista y perseguidor, mientras que mi pobre y moralista abogado defensor mira a su cliente (es decir a mí) y si bien trata de esgrimir algún argumento convincente para que no lo decapiten, en sus fueros más internos sospecha que algo habrá hecho el delincuente este.

Muchas veces traté de encontrar el origen de estos comportamientos. Casi todas las veces desde el fondo de la historia, saluda mi viejo, colándose cada vez que pudo, sacando ínfimas ventajas que me avergonzaban cada vez más. De todas formas ya no lo culpo, cada uno elije, con las armas con las que venimos equipados, qué mecanismos desarrollar para mantenernos dentro un eje.

Eso a modo de introducción que se hizo un poco larga.

Nunca voy a ser preciso con las fechas de memoria. Revisando mails viejos confirmo que a mediados de noviembre de 2009 nos estábamos enterando, laparoscopía mediante, que muy a nuestro pesar, el cáncer que tenía la viejita en el estómago ya había tomado todos los órganos de alrededor: no había nada que hacer.

Nos mandaron a todos a dormir, hacía muchas horas que estábamos arriba debido a la operación y mamá necesitaba descansar.

Por prolijidad literaria me gustaría tener los detalles de, por lo menos, los movimientos que me llevaron a la siguiente situación, pero por más que me esfuerzo, ni la lógica ni la memoria me permiten reconstruir esos días.

Estaban por ser las 8 de la noche, Pablo y Mauro me esperaban en el auto, yo tenía que dejar un último papel en la sección de enfermería de la clínica donde mamá dormiría esa noche. En el último saludo, la viejita, con su ánimo mermado por la invasión de la operación, pero la tranquilidad del que sabe (hace mucho) qué es lo que está por pasar me dice:

- "Hijo, te pido un favor, acá me tienen a tecito. El doctor dice que no puedo comer nada, pero tengo más hambre que Radical del '30, no me traés un sanguchito?"

Una sensación actual trata de engañarme, inventando en la memoria un cartel de "Prohibido ingresar con comida".

Salí decidido, aunque dudaba. Los 'inimputables' estaban en el auto (capaces de entrar desnudos y comiendo un pancho en una transmisión televisiva de cadena nacional, o de organizar una peña justo al lado de un cartel de "prohibido pisar el césped" sin que de verdad les importe, porque saben a la vez que tampoco pasa nada). Pero esta misión era solo mía.

Entrar en las descripciones nefastas de haber pedido un tostado sin tostar en el café de la esquina y de mi cara con expresión de estar ingresando con una bomba incendiaria en una reserva natural no vienen al caso.

El hecho es ínfimo, pero mi alegría es infinita.

En días donde las preguntas se agolpan, un libro oportuno me hace revivir días pasados, tristes, pero de los que nacen los recuerdos, las sensaciones y las razones más sublimes.

Me siguen enseñando, de lejos, y con los mecanismos más raros. La luz siempre se abre paso.

Joao

... ah... claro.. sin reglas no habría nada que romper para sentirse más vivo.