martes, noviembre 13, 2012

Enfoque - ¿Quién tiene la razón?




¿Estás a favor de algo? ¿Estás en contra de ese algo, o de alguna otra cosa?
¿Ya tengo tu atención?
Entonces dejá de prestar atención a la letra de arriba, era para solo para atraer a los lectores que me interesaría llegar.
Esto que escribo no es política. O sí, pero no en el sentido que diariamente se habla.
Hoy me toca estar más allá de mis opiniones sobre el actual gobierno.
Hoy quiero desarrollar una idea: hubo gente que se manifestó para expresar sus deseos. Hubo otra gente que repudió esa manifestación. Y en el medio de todo eso: odio, insultos, descalificación intelectual y violencia.

Unos exigen salud, seguridad, libertad.
Otros hablan de re-estructuración, distribución de la riqueza.

...

Me pregunto algo: ¿Será que los primeros desean destrucción y acumulación dispar de los bienes?
¿Y los segundos? ¿Querrán hospitales desabastecidos, inseguridad y represión?

Estoy empezando a sospechar que no es tan así.
Que en definitiva, todos deseamos más o menos lo mismo.

Pero hay un gran problema en todo esto, y es el enfoque.
En algún momento esto se transformó en un gran partido de fútbol. ¿Cuál es el motivo por el cual cada hincha desea que domingo a domingo "su" equipo gane? muy simple: "porque somos los más mejores del mundo".
Y está perfecto, no molestemos a la razón para una pasión o un entretenimiento.

Pero... si hablamos de mejorar nuestra calidad de vida... ¿no estaría bueno que sean diferentes las motivaciones?

Es difícil imaginarse a un hincha de Boca charlando con un uno de River, poniéndose de acuerdo para que cada equipo gane domingo de por medio, así reparten la felicidad.

Pero, de nuevo, si hablamos de convivir. De mejorar la calidad de vida de 40 millones de personas. ¿No será conveniente escuchar las razones del "equipo de enfrente"?
Los gritos cruzados de fachos y hipis, egoístas y descerebrados... ¿ayudarán?

Todo el mundo habla de porcentajes y de medios de comunicación, como si cada una de esas cosas fueran verdades universales cuya sola mención rebate cualquier argumento.
Lamentablemente tengo la sensación de que son pocos los que charlan con el de al lado sin tratar de ganarle, de tener razón.

Tengo que decirles algo: lo más importante en este caso no es tener argumentos irrebatibles a fuerza de cintura lingüística y memoria selectiva.
En este momento lo más importante es que hablemos entre todos, que los opuestos conversen, y que todos escuchemos analicemos.

Y que absolutamente todos tengamos la humildad de comprender que a veces, no tener razón, no está mal.
Gracias a Dios (o a la ciencia, no quiero dejar a nadie afuera) nadie nació sabiéndolo todo.

Cada vez que no tenemos razón, acabamos de aprender algo.
Y muy posiblemente seamos mejores personas, más comprensivas, más completas.
Cuando entendamos que un ego dañado vale mucho menos que la compresión de la situación que está viviendo un otro, vamos a dar todos un gran paso.

Conversemos, escuchemos... y por un rato dejemos que la razón sirva para lo que fue creada: para analizar y no para atesorarla como un bien.
Y esto me da la última pregunta:
¿Será mejor un país con 40 millones de tipos que tienen razón? ¿O uno con 40 millones de tipos razonables?

Joao