El viaje se hizo largo a pesar del champán y las pelis. Emi nos vino a buscar y nos comimos un sanguchito en la plaza. En un rato arreglamos la salida de mañana...
Otro viaje comienza, y como todos los anteriores, sin espectativas pero con la certeza de que será distinto a los demás. Ya lo vi al Maestro rondar por la cuadra, esperando para esconderse en vieja mochila verde...