miércoles, diciembre 11, 2013

Detrás de mis pasos

Ya lo ví.
Hace un tiempo que hay un tipo que nos busca. Como si fuera un juego.
Nos deja pistas y se va.
A veces llega a pisarnos los talones, a coquetear con la cercanía. Sabe que el tumulto lo camufla.
Otras veces se hace el que no nos busca nada, que nadie hay tras nuestros pasos. Que estamos solos.

Es un mago (que palabra chota). Pero sí, es un mago.
Uno que sabe más de nosotros que lo que nosotros pensamos.

Nos deja notas, acomoda libros en nuestra mesa de luz.
Nos empuja y nos detiene. Justo en el momento en el que lo tiene (tenemos) que hacer.

No llega tarde ni temprano.

Y sabe que el día que volteemos para verlo, pero sin esperar a ser más astutos que él, sino sabiendo que está ahí, se va a quedar parado mirándonos.
Fijamente.
A los ojos.

Y las dos voces sonarán al unísono:
¿Empezamos?


viernes, septiembre 13, 2013

El placer

El motivo más puro y válido que podemos tener para hacer cualquier cosa es algo que escapaba a mi comprensión.
Siempre usando la mente lógica para satisfacer necesidades propias o ajenas, se me paso por alto durante mucho tiempo (una vida nomás) que es el mismísimo placer el motor, la brújula y la vela de una vida plena y feliz.
Juzgado y bastardeado por ser supuesto impulsor de malos vicios, lo vengo a descubrir como el mensaje más claro que envía Dios para cumplir con la misión que tan claramente comprendí: "Experimentá el mundo por mí".

Gracias otra vez.
Joao
Nunca pares de aprender. Nunca dejes de tratar.

martes, agosto 13, 2013

¿Cómo?

¿Cómo explicar la maravilla de Universo?
¿Cómo intentar desmenuzar los hilos que tejen la trama de las mil vidas que nos atraviesan?
¿Cómo ver más allá de los hechos para entender que cada segundo, cada acción, cada pelea, cada encuentro no son más que gigantescos (o ínfimos) engranajes de una maquinaria celeste infinita?

Sin comienzo, sin fin, lleno de magia.

¿Cómo no usar la palabra amor?
¿Cómo no intentar ejercerlo, en su estado más puro?
¿Cómo no tratar meterse en ese concepto, esa idea, esa sensación, ese sentimiento tan vapuleado, tan incomprendido?

Estamos aquí para experimentar.
Somos el experimento y el experimentador a la vez.
No hay límite, no existe el arriba y el abajo, es todo lo mismo: una experiencia experimentando.
Nuestra importancia carece de importancia.
En el momento que nos entreguemos a la vida con no mucho más que una sonrisa y mucha confianza vamos a ver qué hay más allá de nuestro ego. Ego que se encarga todos los días de disfrazarse de abismo insondable y de montaña infranqueable, contándonos que somos importantes o que no valemos nada (es lo mismo).

La verdad es que somos como moho que crece en la raíz antiquísima de un árbol. Somos un milagro de la vida: miles de factores complejísimos se combinan para que a cada segundo podamos respirar.
Pero es fundamental entender que ninguno de esos factores dependen de nosotros. Ni siquiera podemos elegir dejar de respirar.
Tenemos un regalo único, maravilloso, tan eterno como cada segundo que pasa.

¿Cómo no ser amor?

Joao

martes, julio 02, 2013

Palabras de otro viajero

Me disponía a una inspiración rápida, justo antes de que el reloj dé las doce y me convierta una vez más en calabaza.
Medía, mientras apuraba los mates, si el tiempo sería suficiente. Suficiente para hacer algo inteligible, y suficiente para no llegar tan tarde.

Manos dispuestas, corazón en reposo.

Y de pronto la inspiración llegó. Con mucha más forma de lo que alguna vez podría llegar a imaginar.
Con forma de papel escrito. Con tinta, con pasión, con búsqueda y con amor.

Palabras de otro viajero:

Hasta sentir los sinónimos que son Viajar y Vivir, Jugar, Transitar.
Hasta ser Entero que ande sin miedo, sin reloj y con todo el Tiempo.
Hasta habitar el cuerpo y profesar sea cantar y bailar.
Que si tengo Aire, en viento o como Aire aliento, ya nada más necesite.
Que si corre el Agua como sangre o lágrima, que si soporto el peso de la levedad, que sea la alegría el movimiento Vida.
Hasta que sea nada mía, Ella, la Vida.
Hasta ser vida por ella poseída, hasta que baile cada paso su danza y cada sonido cante su mantra.
Que sea Voluntad ahora el verdadero Descanso.


Me gustaría haber escrito esto.
Creo que en algún tiempo lo hice.

Joao.

miércoles, junio 26, 2013

Basta de entender, ahora toca comprender.

A veces no sabemos donde estamos.
A veces nos perdemos en una niebla espesa  que cubre la cabeza, el corazón, las intenciones, los días y las noches.

Por ahí es interesante saber que en esos momentos es posible que nos estemos dirigiendo directamente al mejor lugar posible.
Como un barco perdido en un banco de niebla que, confiando en su buena estrella, llega impredeciblemente a buen puerto.
No entender una realidad tan compleja es parte de lo interesante es que estar vivo en el presente.
No hace falta entender todo. a vece es hasta mejor esta un poco perdido. Conocer cabalmente lo indispensable: saber que el sol nos da abrigo, que el pan calma el hambre y con agua la sed se aplaca.
Que las personas que están cerca nos sirven siempre de guías, a veces como ejemplo, a veces como contra ejemplo. Y tal vez no mucho más..

No hace falta entender todo para saber que estamos bien cuidados. Que el plan que nos rodea esta infinitamente tramado para la evolución de cada alma.
El paso que hace falta dar en estos momento de desconcierto, es un paso de confianza. Confianza en que la red está, o mejor: en que la red no hace falta, tenemos alas y funcionan de mil maravillas.
Si tratamos de comprender el infinito fractal que es la realidad en alguno de sus planos (atravesado a su vez por mil planos más) nos vamos a volver fríos, vamos a terminar frustrados en el no entender.
Nuestra mente no fue hecha para entender la realidad, sino para disfrutarla. Para sacar un provecho mecánico. Para alimentar el cuerpo, para vestirlo, para llegar lejos, para andar, para defendernos del entorno y a la vez aprovecharlo.
Gastar muchos años tratando de descifrar la filosofía abstracta de la cosas (y solo eso) es una pérdida de tiempo. Cada pensamiento abstracto de nuestra mente debe reflejarse en una acción en el exterior, sea cual fuere el cuerpo que deba afectar

Estudiar este mar de conceptos, de energías entrecruzadas es fascinante. Podríamos decir que asomarse a semejante obra maestra (La Obra Maestra) no solo es necesario, sino casi obligatorio. Pero no es de esta maravilla de la que tenemos que ser críticos de arte.
No caigamos en la trampa de suponer que podemos entender y corregir a los genios.

La vida es infinitamente compleja, cada arista, cada situación tiene miles de interpretaciones, todas válidas.
Hemos de tomar una, la que mejor nos parezca, rápidamente. Quemarnos en ese instante, y seguir libres hacia la próxima experiencia.
Hacernos uno con esa realidad inabarcable, y nutrir y ser nutridos a la vez.

martes, junio 25, 2013

Del juego y sus juegos.

Estamos sobre esta Tierra para jugar el juego grande.
Mente y corazón se disputan el primer lugar todos los días. Los racionalistas no pueden dejar de juzgar a los sentimientos una pérdida de tiempo. Algún emocionado de turno escupe fuego sobre la razón imparcial de los hombres grises.
Las fuerzas se oponen, el holismo contra el razonamiento agudo y eficaz.
Como todo par de opuestos, habitan un único lugar. Diametralmente opuestos pero tan alineados que indiscutiblemente el mismo oxigeno que compone el agua de los sentimientos es exactamente igual al del aire, reino indiscutido de lo mental.
Y por supuesto como cada vez que hay fuerzas opuestas, hay un orden superior que, tranquilito, descalzo y con un vaso de jugo en la mano, observa a dichas fuerzas disputarse a muerte en un campo de batalla virtual.
¿Cuál es este orden?
¿Qué entidad o concepto supremo se yergue altivo sobre corrientes tan poderosas como el pensamiento y el sentimiento?
Pues nadie más que el juego.
El juego infinito, alentador en el que estamos inmersos. El que nos implora que experimentemos todos los días.
Que nos juguemos de jugando la cabeza. Que nos abracemos, que nos corramos por el bosque, que nos ensuciemos en el barro, muertos de risa.
Usando mente, corazón, las dos cosas o ninguna, como nos parezca en el momento... pero que no nos perdamos el aliento cálido del amor.
El amor que se experimenta cuando nos arriesgamos a hacer, decir, sentir y pensar lo que de creemos.

Pero ojo, que tampoco es tan grave. Sino no se llamaría juego.
Cuando somos mas chicos y tenemos muy en claro como es que se vive, y armamos historias, solos o con amigos... al final del día, cuando nos llaman a tomar la leche, los muertos se levantan, los luchadores se abrazan y las disputas desaparecen con una sonrisa.
Experimentar es eso: dentro del marco ser lo que nos toca. Y dejarnos ejercer a nosotros mismos. Dar rienda suelta a lo que internamente somos sin vergüenza, sin pudor... si al final todo es ilusión.
Con la corbata floja y un zigzagueante andar de puro cansado por jugar mancha venenosa, dejemos entrar el aire fresco para arrancar otro día.
Con el amanecer bañémonos de reglas de juguete que, llegado el caso se podrán romper.
Usemos las herramientas que a la mano tengamos, y peleemos un buen lugar para después bajarse del podio con una carcajada.

Que el juego grande sea lo único que tomemos en serio. Y que lo tratemos con respeto y amor, para no tener miedo de llegar a grandes.

martes, febrero 26, 2013

Gracias varias

Esto no es mio, de hecho lo saque de acá:

Sobre el Zen

Pero está tan bueno que lo quería compartir. Espero que lo disfruten.


Este no-ego de carácter cósmico es lo mismo que los chinos llaman Tao, o lo que los cristianos llaman el Espíritu que reside en el interior, con el cual hemos de colaborar, y mediante el cual debemos paso a paso dejarnos inspirar, mostrándonos dóciles a la Mismidad en un acto de inquebrantable abandono personal al Orden de las Cosas, a todo lo que acontece salvo al Pecado, que es simplemente la manifestación del ego y que, por tanto, ha de ser rechazado y denegado. El Tao, o no-ego, o la divina inmanencia se manifiesta a sí misma a todos los niveles, desde el material al espiritual. Privados de esa inteligencia fisiológica que rige las funciones vegetativas del cuerpo, a través de cuya intervención la conciencia se traduce en acto, y carentes de la ayuda de lo que podría denominarse gracia animal, no podríamos vivir de ninguna manera. Además, es simple cuestión de experiencia que cuanto más interfiera la conciencia superficial del ego con el funcionamiento de la gracia animal, más enfermos estaremos y peor realizaremos todos los actos que requieren un grado más elevado de coordinación psicofísica. Las emociones, en conexión con el anhelo y la aversión, trastocan el funcionamiento normal de los órganos y conducen, a la larga, a la enfermedad. Las emociones similares y la tensión que brota del deseo del éxito nos impide alcanzar el grado más alto de competencia no sólo en las actividades complejas, como la danza, la ejecución de una melodía musical, los juegos o cualquier otra clase de actividad para la que se requiera una destreza considerable, sino también en otras actividades psicofísicas naturales, como ver y oír. Empíricamente, se ha descubierto que el funcionamiento defectuoso de los órganos corporales se puede corregir, y que la competencia en los actos que requieren considerable destreza aumentan mediante la inhibición de la tensión y las emociones negativas. Si la mente consciente aprendiera a inhibir su propia actividad autocontemplativa, si pudiera ser persuadida para renunciar a su esfuerzo en pos del éxito, el no-ego cósmico, el Tao que es inmanente a todos nosotros, puede con toda confianza encargarse de realizar lo que es preciso realizar de modo rayano en la infalibilidad. En el plano de la política y la economía, las organizaciones más satisfactorias son aquellas que se han logrado mediante una "planificación para lo planificado". De forma análoga, en un plano psicofísico, la salud y el máximo de competencia se adquiere mediante el uso de la mente consciente para planificar la colaboración y su subordinación al Orden de las Cosas inmanente que se halla más allá del espectro de nuestra planificación personal, así como con aquellos funcionamientos en los que nuestro pequeño, ajetreado ego, sólo puede interferir.

La gracia animal precede a la conciencia de uno mismo, y es algo que el hombre comparte con el resto de los seres vivos. La gracia espiritual se halla más allá de la propia conciencia, y sólo los seres racionales son capaces de cooperar con ella. La conciencia propia es el medio indispensable para acceder a la iluminación; al mismo tiempo, es el mayor de los obstáculos que se interponen en el camino, no sólo de la gracia espiritual que genera la iluminación, sino también de la gracia animal, sin la cual nuestro cuerpo no podría funcionar con eficacia, ni tampoco retener la vida que le es dada. El Orden de las Cosas es tal que nadie consigue nada gratuitamente: todo progreso tiene un precio que es preciso pagar. Precisamente porque ha avanzado más allá del plano animal, hasta el punto en el que, por medio de la conciencia propia, puede alcanzar la iluminación, el hombre también es capaz, mediante esa misma conciencia de sí mismo, de acceder a la degeneración física y a la perdición espiritual.

No está recontra bueno?