Desde que se dividió la primera célula hasta hoy, la vida lo abarca todo.
Pasado, presente contínuo y futuro, cada fracción, cada segundo que pasamos es vida que se manifiesta.
Nuestras cavilaciones nos persiguen como océanos insondables. Problemas pesados lastran nuestra carga.
Y sin embargo, tan sutil, tan ínfimo es nuestro paso por la Vida que deberíamos replantear el sufrimiento.
De vez en cuando alguna señal llega para mostrarnos una hermosa dualidad: nuestra vida es tan importante que hace existir al universo mismo (sin observador, lo observado desaparece) y a la vez tan diminuta y fugaz que sufrir en exeso es casi una pérdida de tiempo.
¿Dónde está Dios cuando lo necesitamos?
Adentro, siempre está adentro nuestro.
Y cuando callamos un rato la cabeza, Su voz aparece.
Joao
Estoy seguro que si me escucharas vos, me dirías: "tenés que reinventarte viejo"!