Humildad.
¿Qué palabra, no?
Qué de universos que abarca.
Es muy interesante (y muy hermoso) ver uno de los hilos del tejido que estamos viviendo.
Aceptar lo que somos, todo nuestro pasado.Que cada componente de nuestra familia-universo esté situado en su lugar, que reciba su justo trato.
Desde arriba de una tarima, mirando todo como si uno fuera especial, se pierde de la magia de la entrega.
Alabarse por tener compasión de seres que no tienen el conocimiento, que no entienden, es ser el más ignorante de todos.
Y un día se abren los ojos, merced al amor y al esfuerzo de muchas generaciones internas.
Y entra una luz cálida, que nos baña a todos por igual.
Que nos dice hermosamente al oído: si no aceptás a cada uno de los que fuiste, si no le agradecés y valorás a cada una de la piezas-personas que con amor, esfuerzo, sufrimiento, entusiasmo e ilusión te permiten vivir este segundo, no estás siendo humilde.
Y si no estás siendo humilde, no estás viviendo el milagro que te toca vivir.
Humildad.
Que maravillosa palabra.
Joao