miércoles, enero 27, 2016

Codex


Siempre hay mensajes.

O por lo menos es lo que creo.
Hay momentos en donde cada detalle parece decirnos algo. Cómo pasa la luz del sol entre dos hojas de un árbol, la única frase inteligible de una conversación de otros pasajeros en el tren, una mirada a través del cristal.
Lo curioso es que a veces lo que se nos quiere decir no salta a la vista. O por lo menos no en su parte más literal.
Dice Hofstadter en su fantástico "Eterno y Grácil Bucle" que una botella con una papel adentro ya es un mensaje, aún sin saber lo que contiene. En el manuscrito habrá detalles sobre coordenadas y fechas, pero sólo es necesario ver la botella para saber que hay un náufrago en algún lugar.

Esto me hace pensar: ¿Y si los mensajes que creo detectar no son más que la botella? ¿Y si en verdad lo que se nos quiere contar está dentro, oculto de alguna manera?
En cierto punto me parece fantástica la idea de tener que merecer la información, merced de un esfuerzo del entendimiento.
Es decir: ahora los mensajes detectados originalmente serán simplemente portadores de otros mensajes, más específicos, más profundos y personales.
El lector que reconoce la inocua complejidad de esto que va escrito, sospechará que la mención a la recursividad es inevitable.
Mensajes dentro de mensajes dentro de mensajes. Pero creo que ése es otro tema.

¿Cuál es el significado real de las acciones universales?
En realidad, para hacer una pregunta menos pretenciosa: ¿qué sistema de encriptación utilizará el universo?

De hecho, sería esa una gran llave.
En un análisis más bien de sala de espera, puedo apresurar que "si como es adentro es afuera, y como es arriba es abajo, ¿tendrá Dios la gentileza de usar los mismo algoritmos que usamos nosotros?"

Se me antoja un ejercicio, supongamos un método de encriptación básico.

"Qu13r0 d3c1rl3 4lg0 muy 1mp0rt4nt3"

Lo que claramente vemos es un reemplazo de algunas vocales por números, cuya morfología nos permite gentilmente suponer cuáles fueron las letras suplantadas.

Pero esto no sirve.
¿Y por qué no sirve? grita uno desde el fondo, con ganas de empezar a tirar vegetales en mal estado.
Porque el mensaje original, el mensaje portador, carece de sentido en una situación aislada.
No existe la palabra "Qu13r0", por lo tanto esa combinación de letras no puede ser otra cosa que un mensaje encriptado, con lo cual quien la lea ya estará tratando de ver mas allá. Por lo tanto no hay dos niveles de mensaje, sino solo uno: el encriptado.

Entonces ¿qué requiere una codificación para ser digna de ser usada por el universo?
En mi humildísimo punto de vista, lo que requiere es que no se note que hay algo más.
Por ejemplo:

"Quiero decirle que algo estará pasando muy pronto. No es importante."

Más allá de las sospechas que nos pueda suscitar qué cosa es el "algo" que se quiere contar, no hay mucho más que investigar en esta frase, y sobre todo si no es importante!
Ahora, qué ocurre si me cuentan que hay algo más. Si me aseguran, o me dan a entender mediante alguna seña que ese mensaje contiene algún otro mensaje dentro.
Que por ejemplo hay algún patrón para seleccionar ciertas palabras y desechar otras.

Vamos a suponer que nos importa mucho el espacio que hay entre las palabras del mensaje citado.
El método será:

  • Tomo una palabra, y desecho cero palabras.
  • Tomo la siguiente, y desecho una palabra.
  • Tomo la siguiente, y desecho dos palabras.
  • Tomo la siguiente, y desecho tres palabras, y así.


Lo que obtendremos será algo como:

"Quiero decirle que algo estará pasando muy pronto. No es importante."

y pasado en limpio:

"Quiero decirle algo muy importante."

Es efectivamente el mismo mensaje que en el primer ejemplo, pero esta vez no estaba a la vista, nadie lo buscaría.
Ese es el truco, que no parezca. Entonces sólo oirá quiera merezca oír.
Ahora bien, otro misterio se genera: podemos tener mil llaves pero ¿dónde están la cerraduras?
Ahí es donde volvemos al principio, en cada detalle puede estar el mensaje que contiene el mensaje.
Una sombra proyectada, el slogan de un producto cualquiera en un comercial de televisión, letras sueltas garabateadas en un anotador, una secuencia de ceros y unos en un celular, una canción que empezó en el momento justo, una flor en un lugar donde no debiera estar, un dibujo en la pared, una voz interior.

Busquemos, tal vez no haya nada.
Tal vez los mensajes tampoco sean tan importantes.
Siempre es mejor atesorar una búsqueda que una meta.
Eso nos mantiene vivos.

J040

miércoles, enero 06, 2016

Todavía no es un poema

Ya tenemos todo.
Por un segundo el camino del Buda cobra total sentido: La manera de  acabar con el sufrimiento es no deseando.
Inmediatamente todos mis fractales humanos mostrarán su descontento con esta conclusión:

-"No desear es de pelandrunes!"

Lo gritarán indignados. Y por supuesto que tendrán razón.
El problema es que estamos cayendo una vez más en la trampa del lenguaje.
No se puede (o por lo menos no tendrá un 100% de efectividad) utilizar un medio de origen racional para transportar información de un índole álmico o emocional.

Es como un pentagrama. La música parece que está ahí representada completamente. Pero no, falta algo que es "inescribible".
De la misma forma "No desear", en el sentido en el que el Buda lo entendió es inescribible. Es aceptar, es nadar en el océano calmo del presente. Es entender que carecemos absolutamente de importancia, y que a la vez somos el punto de vista que le da sentido a la creación toda.

Y esto me hace entender fatalmente que algunos hombres sabios entendieron la limitación del lenguaje hace mucho. Y transformaron las palabras en imágenes, y las frases en viajes y describieron emociones inescribibles haciendo una hermosa trampa lingüística. Usaron la sonoridad y la musicalidad, combinadas con las acepciones y nociones propias de las palabras dentro de un contexto. Rompieron la lógica (y tal vez crearon otra) y así nació la poesía.

Espero me sepan disculpar esta torpeza, pero se me antoja declarar que los poetas han sido los primero hackers de la historia, encontrando la puerta trasera a un sistema para usarlo a su antojo, mientras los usuarios normales poco sospechan que tras cada décima leída su alma ya no es la misma que antes.