lunes, octubre 24, 2005

La espiral

Estamos todos en un círculo, un ciclo de enseñanzas y aprendizaje, de Maestros y alumnos, de observadores y observados.
Esa maquinaria perfecta funciona con la más sutil de las energías: la intención.
Es nuestra actitud con la vida y con las personas que nos rodean lo que da la dirección y la fuerza a este sistema ininterrumpido de evolución.

La postura de los integrantes es por lo general, siempre la misma: "qué increíble que esté rodeado por gente tan (poner el adjetivo que uno mas admire), no paro de aprender ni un segundo, yo que soy un gil".
Lo más interesante es que, aunque parezca mentira, los demás pensarán eso también de nosotros. A todos nos toca ser una dualidad gil/Maestro.

Muchas ideas se me agolpan ahora para describir este mecanismo. Es importante tratar de mantener un estado de entrega y recepción constante, pero intentando no ser conciente de ello.
La idea se basa en compartir, con la misma naturalidad con la que uno vive.
Pero atención: cada uno de los componentes es tan importante como el sistema completo por una causa muy simple: el cristal con el que miramos. Enseñanzas hay de todo tipo todo el tiempo, si mi intención no está puesta en mejorar solo veré cosas que me destruyen, y en el sentido inverso, aunque mis enseñanzas (casi siempre involuntarias) sean destructivas, si el receptor está dispuesto a evolucionar, encontrará en ellas oro puro.

Escribo estas líneas y no me gustan, no describen la esencia real de lo que quiero significar.
Me refiero a conexiones que están más allá de las palabras.
Hablo de crecimiento continuo y comunitario.
De la aparición de Maestro en los lugares mas extraños.
De cosas que de un día para otro y sin entender cómo, cambian para siempre.

Aún falta algo.
Creo que esta vez las palabras no alcanzan, y tiene sentido, hay enseñanzas que son imposibles de hablar...

Gracias a todos mis Maestros.

Joao


"¿Es sabio quién sabe todo, pero no lo prueba?"

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