domingo, octubre 01, 2006

Lo que no me mata... me rompe todo.

Tranquilo al fin.
Las sensaciones ya no se agolpan.
Mi hicieron frenar a la fuerza, no trato bien a mi medio de transporte y bueno... a veces el colectivero se encula y me da una lección.
Paradito desde el llano, con un brisita leve que me acaricia la cara, la vida se ve de otra forma.
La carrera alocada deja de tener el mismo sentido. No lo pierde del todo, pero toma otra prioridad, bastante inferior.
Lección número X y van...
Quiero... Necesito aprender a ver lo importante. Se me pasan cosas por apurado, por “práctico”.
Una vez mas esto parece tomar otro rumbo. No muy diferente, pero con sutilezas suficientes como para que tenga otro sabor.
Le sigo pidiendo al Maestro que me muestre la verdad, y que me haga sabio.
Y mientras tanto, mucha gente que vale la pena (y mierda que la vale) sigue ahí, apuntalándome, como no lo hace ni mi propia sangre.
Si bien el plan está armado desde arriba, esta vez el agradecimiento es para los que están mas cerca.

Juan


Tesoros, Manjares, Palacios... ¿sin amigos?.
No, Gracias.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Maestro, ayúdame a encontrar la verdad.
- ¿Percibes la fragancia de las flores?
. - Sí.
- Entonces no tengo nada que enseñarte.

(la palabra clave es KOANS)

Silvia dijo...

La clave para ser un buen alumno es volver a ser inocente, mira todo como si fuera la primera vez que la miras, toca como si fuera la primera vez, rie con emoción, llora con soltura. La inocencia de cuando eramos niños se pierde porque damos por entendido ciertas cosas, ya no nos fijamos en lo hermoso de la luna (humnmn mi luna), en sentir la paz de estar tranquilo, en reir de las cosas simples.
Se como el principito.