Avanzamos atravesando todo tipo de situaciones que se nos ponen delante. Trabajamos, crecemos y nos desarrollamos. Todo en pos de un objetivo, soñado a veces, otras simplemente planeado.
Y cuando ya estamos prestos a cumplirlo y suponemos que las cosas están en una situación conocida, la vida nos vuelve a sorprender, estallando en un infinito número de posibilidades y nuevas oportunidades.
Exactamente como una escalera caracol, avanzamos y llegamos a un punto similar al anterior, pero un poco mas arriba, y el camino sigue, siempre nuevo, siempre sorprendente.
Una vez mas, a reorganizar las ideas, a mirar el estado actual con una sonrisa de satisfacción. A entender que solo son problemas aquellos que permitimos que lo sean.
No puedo dejar de sentirme un poco tonto ante tanto cambio. ¿Por qué no lo veo antes? Supongo que es un designio del Maestro, siempre presente, siempre tan atento a conceder nuestros mas profundos deseos (por eso es importante estar muy seguro de lo que se desea).
Algo que no sé si voy a entender.
La escalera sigue, irremediablemente hacia arriba.
Voy a aprovechar el descanso para reponer fuerzas y mirar por la baranda, para arriba y para abajo (uno debe saber hacia dónde va, pero es imprescindible saber de dónde uno viene realmente).
Como todas las otras veces, agradezco al Maestro, pero esta vuelta, un poquito a los compañeros de viaje que se atreven a mas, mostrando que todo es posible. Realmente posible.
Joao
Feliz, y va por mas.
"El verdadero camino empieza en el momento en que el viajero piensa que ha llegado"