Una de las cosas que he aprendido en estos treinta pirulos, es que si hay algo que se contagia entre los humanos, eso es la mala onda.
Gente que despotrica porque: llega tarde, el de adelante frenó de golpe, el de atrás lo apura, alguien se coló, no lo atienden, no lo entienden, porque otro más despotrica, porque hay mucho, porque hay poco, porque sí y porque no...
Y lo peor es que los que están alrededor se encargan de fomentar el berrinche.
Si uno dice esto en voz alta mientras espera por cualquier cosa:
- "Pero che... esta cola no avanza..." (y mira para buscar cómplices)
Indudablemente aparecerá un justiciero y gritará:
- "Esto es un desastre! este país se va a la mierda!"
La mala onda es un virus, un mal que no se detiene. Y lamento advertir (no sin cierto temor) que nos afecta a todos.
Es muy difícil pasar un día completo dando vueltas por la ciudad sin volver teñido con la mufa de 4 ó 5 acontecimientos de violencia/queja/agresión.
Pero bueno, si en este blog, nominado al premio "Huevón de Oro" por sus mensajes continuos de buena onda y todomechupaunhuevismo no echamos un poco de aire al asunto, nos tiramos todos por la ventana por orden alfabético.
Este post quiso empezar de otra forma, hablando de la aceptación.
Contando que lo mejor que a uno le puede pasar en la vida es observar el entorno y pensar de forma muy sincera: "Lo acepto tal como es".
Todo tiene una razón, un por qué.
Cada pieza encaja infinitamente bien en el plan que trazó el Maestro.
Si nos tocó estar rodeados de gente que no hace mas que quejarse... habrá que aprender a aceptarlos, a extraer el la esencia del aprendizaje. A entender que sus rabietas, si las observamos como observamos una flor, no hacen mas que enseñarnos.
No hablo de convencerse de ser un monje budista mientras el tipo de adelante en la cola amenaza con empalar al empleado de Multicanal.
Ni de negar la existencia de los rompe pelotas.
El tema es mas simple (y a la vez mas difícil), se trata de aceptarlos. De comprender que aún les falta aprender a vivir. De ver en esas caras enojadas, la mirada de personas que sufren porque todavía no se dieron cuenta de que todos estamos cuidados, muy bien cuidados por el eterno Padre, y que nadie puede quitarles lo que de verdad les pertenece.
Tengo un plan, tratemos de cambiar infructuosamente el mundo, transmitamos lo bueno, hablemos de lo bueno que es estar vivos, del regalo que significa tener un "presente".
Hagan un esfuerzo, hagan un chiste pavo, diviértanse con ustedes mismos por un rato, sean el hazmerreír. Si podemos arrancar una sonrisa aunque sea a una persona por día, muy posiblemente no pase nada trasendental, pero... quién te quita el placer de llevar un mensaje que sí vale la pena?
Gente que despotrica porque: llega tarde, el de adelante frenó de golpe, el de atrás lo apura, alguien se coló, no lo atienden, no lo entienden, porque otro más despotrica, porque hay mucho, porque hay poco, porque sí y porque no...
Y lo peor es que los que están alrededor se encargan de fomentar el berrinche.
Si uno dice esto en voz alta mientras espera por cualquier cosa:
- "Pero che... esta cola no avanza..." (y mira para buscar cómplices)
Indudablemente aparecerá un justiciero y gritará:
- "Esto es un desastre! este país se va a la mierda!"
La mala onda es un virus, un mal que no se detiene. Y lamento advertir (no sin cierto temor) que nos afecta a todos.
Es muy difícil pasar un día completo dando vueltas por la ciudad sin volver teñido con la mufa de 4 ó 5 acontecimientos de violencia/queja/agresión.
Pero bueno, si en este blog, nominado al premio "Huevón de Oro" por sus mensajes continuos de buena onda y todomechupaunhuevismo no echamos un poco de aire al asunto, nos tiramos todos por la ventana por orden alfabético.
Este post quiso empezar de otra forma, hablando de la aceptación.
Contando que lo mejor que a uno le puede pasar en la vida es observar el entorno y pensar de forma muy sincera: "Lo acepto tal como es".
Todo tiene una razón, un por qué.
Cada pieza encaja infinitamente bien en el plan que trazó el Maestro.
Si nos tocó estar rodeados de gente que no hace mas que quejarse... habrá que aprender a aceptarlos, a extraer el la esencia del aprendizaje. A entender que sus rabietas, si las observamos como observamos una flor, no hacen mas que enseñarnos.
No hablo de convencerse de ser un monje budista mientras el tipo de adelante en la cola amenaza con empalar al empleado de Multicanal.
Ni de negar la existencia de los rompe pelotas.
El tema es mas simple (y a la vez mas difícil), se trata de aceptarlos. De comprender que aún les falta aprender a vivir. De ver en esas caras enojadas, la mirada de personas que sufren porque todavía no se dieron cuenta de que todos estamos cuidados, muy bien cuidados por el eterno Padre, y que nadie puede quitarles lo que de verdad les pertenece.
Tengo un plan, tratemos de cambiar infructuosamente el mundo, transmitamos lo bueno, hablemos de lo bueno que es estar vivos, del regalo que significa tener un "presente".
Hagan un esfuerzo, hagan un chiste pavo, diviértanse con ustedes mismos por un rato, sean el hazmerreír. Si podemos arrancar una sonrisa aunque sea a una persona por día, muy posiblemente no pase nada trasendental, pero... quién te quita el placer de llevar un mensaje que sí vale la pena?
Levantarás tu mirada al cielo, pero tenderás tu mano a quien no comprenda por qué aún se sufre en la Tierra.