Las frases y las palabras se atoran en una garganta mental, como queriendo tomar forma. Una poeta me contó una vez que dejaba "tamizar" sus poemas. Daban vueltas por su cabeza, y despacito, casi sin quererlo tomaban forma, cobraban vida.
Esa es la sensación que tengo, algo se gesta, despacio.
De todas formas... ¿a quién le importa? bueno, supongo que a mí.
En el colectivo lleno que me tocó tomar por vida no dejan de pasar cosas.
-"Se van para atrás!" grita casi siempre el chofer, en un intento desesperado pero a la vez desganado de ordenar a la peonada.
Mientras sale esto que sale, vuelven los lugares comunes: "todo es como debe ser", "aceptá el momento", y un largo etcétera de empujones al alma.
Pero esta vez (por suerte) se siente alguito más. Supongo que tiene que ver con esa espiral que en algún momento mencioné: se da vueltas en círculo, pero cada vez se está más arriba.
Y el arriba siempre es nuevo, siempre da otra visión. Muestra detalles (y no tan detalles) del paisaje que de abajo no se ven.
Hace mucho que insisto en la confianza en el Gran Sistema, (u otras expresiones que en algún punto me da un poquito de vergüenza). Lo interesante es que hoy ya no tengo ganas de decirlo, ni ganas de que se note. Sino que deseo hacerlo, sin más.
Confiar de verdad, entrar en la incertidumbre con una espada en una mano y una pluma en la otra.
Modificar.
Ser nuevo. Ser el mismo, pero nuevo.
Pensé que este post solo iba a ser la amenaza de escribir... fue un poquito más.
Joao
Con cara de "mirá que interesante..."
El email está muy bien, pero a veces hay que confiar más en las palomas mensajeras.
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