¿Cómo se hace para contar este sentimiento?
Todas las lecturas se me agolpan: Chopra y su ley del menos esfuerzo, El Alquimista del oneroso Cohelo, todas las nueve revelaciones, sobre todo la primera...
El solemne Adler y su Ciencia Oculta y hasta el vapuleado Shankar y su respiración.
Todos aportan algo: un medio, una meta, un sentir...
Y aún así, todo eso junto ni siquiera se acerca la felicidad de ver las cosas simples.
Más consciente que nunca de que esta hermosa vida (maravillosa!) es un espiral, una onda, una ola (todo junto), casi me desespero en sacar algo para afuera.
Tratar de contar, de enseñar, de mostrar o por lo menos de ejemplificar para que otros puedan unirse a esta fiesta.
Alguna vez dije que los escritos nacidos del bienestar son bastante aburridos. Y lo sostengo... esto que escribo me suena más soso que fideos sin sal.
Pero aún así, algo tengo que contar. A uno, me conformo con llegar a uno.
No sé en qué momento, pero dejé de hacer fuerza y empecé a observar.
Dejé de empujar un carro que no quiere avanzar, y me subí arriba (tambien salgo afuera si quiero), a ver como el paisaje discurre. Bajando cada tanto a oler las flores, a desempantanar otros carros... a pegarle alguna patada al eje como para no perder la costumbre.
Muchachada: dejad de hacer fuerza, escuchad al cuerpo que nos habla (a los gritos!) mucho más claro de lo que sospechamos. Corran por patio, tiren piedras a las nubes y acuerdensé que de vez en cuando llueve y es natural... es natural estar arriba y abajo.
Agenden las reuniones con los amigos que el trabajo nos llama solo. Amen a todos los que puedan. Entréguense. (Están rodeados ;-)
Abran los ojos a la mañana y agradezcan. Puteen al despertador si necesario (todo está permitido).
Juzguen, que no se muere nadie, pero después de juzgar amen aún más profundamente.
Si tratan de ser perfectos, se van a dar contra la pared de "ser humano", así que fallen, con ganas. Y después sonrían.
Vinimos a experimentar.
Experimenten.
Vivan.
"La vida es más compleja de lo que parece" dice Drexler.
Es muy cierto: la complejidad de las conexiones entre las personas es infinita. Tal vez porque la complejidad que une a las células de un único ser también lo sea.
Y también es una vil mentira: si miran a su alrededor, le preguntan al sabio que tienen dentro y esperan la respuesta, todo es claro.
Y recuerden, todo es una onda. Todo pasa.
Este momento, y el que sigue. Y el que le sigue al que le sigue.
Agradezcan cada uno, tomen lo que sirva y abran la mano a lo que viene.
El señor Hofstadter (y no Leonard) me contó que todo mensaje se compone por mucho más que el mensaje en sí.
Por eso sé que la traducción a cualquier tipo de lenguaje de los sentimientos que me abarcan serán indefectiblemente modificados por las palabras usadas.
Es (lamentablemente) demasiado probable que lo que se interprete no sea lo que quiero decir.
Pero si no arranco por algún lado, un petizo acá adentro mío me acusa de amarrete cósmico.
Hasta acá puedo llegar, vamos a ver si se me ocurren más formas de contar tanta cosa linda.
Joao
"... el amor no es literatura si no se puede escribir en la piel..."
1 comentario:
Podrías empezar con "había una vez...", como empezaron tantas otras historias. O con una valoración sobre el clima. "Aquella mañana, abrí los ojos y agradecí". Son detalles.
Lo importante no está escrito, ni fotografiado. No se guarda en un placard ni en una página web, ni en un word, ni en la memoria de un dispositivo digital.
Lo importante es que, aún en el silencio, transmitís. Siempre lo hiciste. A manos llenas, con generosidad. Y como todo vuelve (a uno) y vuelve a irse (hacia otros), inevitablemente la onda te atraviesa una y otra vez.
Lo importante es vivir la vida, ese sinfín de momentos presentes.
Sabés que me encanta leerte, pero más me gusta saberte viviéndola. Feliz.
^_^
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