miércoles, enero 06, 2016

Todavía no es un poema

Ya tenemos todo.
Por un segundo el camino del Buda cobra total sentido: La manera de  acabar con el sufrimiento es no deseando.
Inmediatamente todos mis fractales humanos mostrarán su descontento con esta conclusión:

-"No desear es de pelandrunes!"

Lo gritarán indignados. Y por supuesto que tendrán razón.
El problema es que estamos cayendo una vez más en la trampa del lenguaje.
No se puede (o por lo menos no tendrá un 100% de efectividad) utilizar un medio de origen racional para transportar información de un índole álmico o emocional.

Es como un pentagrama. La música parece que está ahí representada completamente. Pero no, falta algo que es "inescribible".
De la misma forma "No desear", en el sentido en el que el Buda lo entendió es inescribible. Es aceptar, es nadar en el océano calmo del presente. Es entender que carecemos absolutamente de importancia, y que a la vez somos el punto de vista que le da sentido a la creación toda.

Y esto me hace entender fatalmente que algunos hombres sabios entendieron la limitación del lenguaje hace mucho. Y transformaron las palabras en imágenes, y las frases en viajes y describieron emociones inescribibles haciendo una hermosa trampa lingüística. Usaron la sonoridad y la musicalidad, combinadas con las acepciones y nociones propias de las palabras dentro de un contexto. Rompieron la lógica (y tal vez crearon otra) y así nació la poesía.

Espero me sepan disculpar esta torpeza, pero se me antoja declarar que los poetas han sido los primero hackers de la historia, encontrando la puerta trasera a un sistema para usarlo a su antojo, mientras los usuarios normales poco sospechan que tras cada décima leída su alma ya no es la misma que antes.