No hace mucho tiempo alguien me preguntó:
- ¿Y a vos?¿Qué te hace feliz?
- ...
Las ideas que vinieron fueron del tipo: Amor eterno, Ayuda desinteresada, Paz mundial... todo muy lindo (de hecho lo sigo creyendo), pero ¿y la realidad?.
Ese acontecimiento me hizo pensar que, tal vez, me esté perdiendo de algo, y empecé a ver que me hace feliz a otros niveles. Niveles alcanzables, sin trampas filosóficas. No se tiene que ser el Dalai Lama para encontrar felicidad.
El viento en la cara cuando ando en la bici. Medias nuevas, de esas que vienen bien esponjosas. Un plato de fideos con dos huevos fritos. Compartir un mate con esa gente que esta conectada. Una mirada cómplice, de esas que están bien puestas. Que la remera tengo olor a suavizante. Ir a la peluquería y dejar de parecer un carancho. El olor a eucaliptos. Que al salir de la ducha la toalla esté calentita. Los domingos a la mañana cuando son bien soleados y sabés que no tenés que hacer nada. Recibir un mail de "ese" alguien especial. Ver una buena película. Hacer música y que levemente se parezca a lo que querés que se parezca. Oír/tocar tambores. Que te pasen a buscar cuando pensabas que el sábado a la noche ya estaba perdido...
Bajémonos muchachos, de la torre de marfil, esa que nos hace creer (y mostrar) que nuestro mayor placer en la vida es desempetrolar pingüinos.
Desde arriba las cosas se ven lindas y "de paso" nos ven lindos a nosotros.
Pero tiene sus desventajas... por mas que gritemos no nos van a escuchar. Y peor aún... ¿quién se va a animar a subir?
Voy a ver si me embarro un poco, o por lo menos, voy a tratar de despeinarme.
¿Por qué ser lo que se supone que uno debe ser?
¿Por qué no ser, mejor, lo que uno desea?
Si, es cierto, la torre se empieza a manchar, a rajar, a tambalear. Y eso "queda feo".
Por otro lado da vértigo caer de tan alto.
Pero es posible que desde los escombros, nos encontremos con algo que nos sorprenda: nosotros mismos. Nuestros deseos. El viento en la cara.
4 comentarios:
Al leer esto me acorde de otros momentos lindos, como: cuando estas preparando mate, pensando en todo lo que hiciste y tenes que hacer, preocupada, estresada y de pronto te sorprenden unas manos que te rodean la cintura y te hacen trasladar mas alla de esa cocina, te llevan a lugares lejanos de esos que tienen mucha luz, y sos FELIZ!!!
En base a este punto exacto de las cosas, la lectura del clarin del domingo (oh, gran fuente de haragana filosofía) aportó dos importantes puntos de vista:
1ro. Al ver una nota donde Carolina Fal (¿se acuerdan la que hacía de loca en Resistiré?) decía que se le acabaron las ganas de masoquearse y que "jugar a que todas las cosas me duelen" era, a la distancia, una estupidez.
2do. Al leer el chiste de Quino, que decía "Lo importante no es encontrar momentos que te hagan feliz, sino evitar esos que te hacen miserable.
...y me trajo a la mente un par de reflexiones:
1. Que Carolina Fal no interpretaba papel alguno: esta tan rayada que simple y sencillamente esta a dos papas fritas de convertirse en una cajita feliz.
2. Que a veces la felicidad es más fácil de lo que parece.
Lo jodido es evitar las cosas que de a poco nos van minando esa felicidad: que el 1ro de mayo caiga domingo, encontrar el rollo del papel higienico saliendo hacia abajo, etc., etc., etc.
Y ahí llegamos al punto que yo quería: ¿realmente nos jode esto? ¿Nos dejamos cambiar la cara y el día porque un feriado nos caiga domingo o bufamos si tenemos que dar vuelta el rollo?
Ser feliz es una cuestión de actitud.
Saludos,
Park.
creo que uno sigue haciendo lo que le gusta, dr.toxicum salvar a ese animal empretrolado te hace sentir bien a vos tb, va por lo menos a mi me haría sentir bien. El punto es, a uno le hace bien ver a los demas les esta yendo bien, y si uno puede hacer algo para que eso suceda, ENTONCES DALEEEEEEEE!!!! y nos sentimos todos bien.
Posteando en un tema viejo... estoy volviendo al vicio, a ver cuánto me dura.
Nada mejor que aquella escena de Meryl Streep en THE HOURS (Bodrio? Genialidad? menefrega... es apenas una película que me tocó hasta la médula):
El personaje en cuestión, Clarissa, está recostada en la cama, su hija universitaria tendida a su lado. Clarissa mira al techo mientras recuerda en voz alta una escena de su juventud, en una casa frente al mar... con su pareja de entonces (un hombre que hoy es poeta delirante, gay y se muere de sida): "En ese exacto momento me dije... Este es el comienzo de la felicidad... Pero no era el comienzo. Era la felicidad".
Mi reflexión desubicada: Podemos arrepentirnos de mil cosas en la vida, excepto de habernos sentido vivos en cuanto tuvimos la oportunidad. Tan simple como sostenerse de los pequeños buenos momentos a cualquier precio; la balsa a la que agarrarse en medio de la tormenta.
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